Bueno, cada día, cada paso que doy me convenzo más de esto. Quiero traerles un ejemplo porque es muy posmoderno hablar del tema electoral.
El partido verde (por las náuseas) desde hace tiempo invierte sabiamente mi dinero de los malditos impuestos en una campaña que dice más o menos así:
a) Si el gobierno no te da las medicinas...que te las pague!!!
b) Cadena perpetua para asesinos y secuestradores
c) No más cuotas en las escuelas
d) Pena de muerte para secuestradores y asesinos
Bueno, no hay que tener ningún doctorado en semiótica para vislubrar detrás de estos mensajes que la premisa número uno es: Dile a esos nacos lo que quieren escuchar, que de por sí ya es insultante.
Pero hay otras premisas aún peores. Por ejemplo: el decir que la pena de muerte es una solución para la delincuencia más grave es como si fueras con el doctor simi de tu colonia y le dijeras: _Doctor, me duele un pié. Y él sin más ni más te contestara...¡Córtatelo!
Por otro lado, si el partido verde se llama verde en referencia a su particular interés por la ecología y no por las náuseas que ocasiona, entonces debería tener por lo general soluciones ecológicas, lo cual incluye a los seres humanos como parte del reino animal.
Por si esta serie de premisas no fueran suficientes, tenemos las referentes a los medicamentos en el IMSS. Si en el benemérito seguro social no te dan las correspondientes pastillas es porque no hay suficiente dinero para abastecer la farmacia. ¿De dónde demonios van a sacar dinero para pagarlas a precio público en las farmacias? y la misma aplica para las escuelas. Si piden cuotas para cubrir algunos gastos es porque no alcanza con los impuestos que pagamos para mantenerlas. Dado que el dinero es encausado a satisfactores mucho más trascendentales y necesarios para nuestra sociedad democrática como retacar la programación diaria con spots de Peña Nieto (a sabiendas de que ya tiene la presidencia en la bolsa) y repetir mil veces la misma mentira de IFE (que es una institución legítima, independiente y que funciona). Aunque sabemos de sobra que, aunque repitas una mentira mil veces, eso no la va a convertir en verdad.
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