Pesadillas, sueños que atemorizan,
el miedo hace los deseos más grandes
monstruos que te persiguen y amenazan.
Cuando el infierno lo llevas por dentro,
no hay dónde esconderse ni forma de huir.
No creer en Dios nos deja tan solos,
los ruegos rebotan en el espejo.
No vale arrodillarse e implorar,
sabes que no hay nadie que escuche en lo alto.
Ya perdí lo más que pude tener.
¿Qué más podrías arrancarme ahora?
Perder ocasión de recuperarlo
causaría suficiente dolor
para no poder seguir respirando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario