martes, 19 de junio de 2012

Perfectos contrarios

Siguiendo en la línea de la entrada anterior, después de una epifanía en la cual recordé cuál es el deshecho que no emborracha (bueno, no tanto) y que no sólo disfrutamos sino que es absolutamente necesario para nuestra existencia, entendí cuál es el ejemplo paradigmático de lo que estoy tratando de exponer.

Hedwig and the angry inch, en su famosísima rola "The origin of love" ilustra de manera muy rítmica y armónica más o menos la teoría del amor de Platón, donde queda muy clara su idea de complementariedad.   Después de escuchar la versión de Tommy Gnosis uno no puede menos que estar de acuerdo en que no existe semejante cosa como el uno para el otro y esos menesteres. Hasta ahí todo normal. Pero qué pasa si saltamos la barrera del antropocentrismo y buscamos dicha complementariedad fuera de nuestra especie. Entonces sucede que unos seres empiezan a ponerse de manifiesto de muchas formas como nuestros verdaderos contrarios ontológicos.

Me refiero a los árboles, no en general a todas las plantas, sino a los árboles verdaderos, los que sobrepasan los dos metros de altura en su madurez, los treinta centímetros de diámetro, de tallo leñoso y que pueden llegar a vivir miles de años. Sí, creo que poco a poco se vuelven obvias cuáles son todas las diferencias que tenemos con ellos. Viven muchos años y nosotros pocos, están arraigados a la tierra y nosotros andamos. Sin embargo también hay un aspecto que nos une irremediablemente y es que nosotros respiramos lo que ellos exhalan y nosotros exhalamos lo que ellos respiran. Lo cual solamente significa que nuestros destinos se entrelazan y que un árbol menos es una oportunidad menos de respirar.

jueves, 7 de junio de 2012

Basura

Una de las consecuencias más lamentables de la evolución del pensamiento humano, como lo conocemos ahora, es la creación de la basura. El concepto de basura es eminentemente humano. En la naturaleza no existe, lo que es deshecho para uno es una bendición para otro. Como parte de la naturaleza también nosotros disfrutamos mucho de los deshechos de otros seres, por ejemplo: el yoghurt, el queso, la cerveza, el vino, el tepache y otras cosas que no emborrachan pero no me vienen a la mente. Los ciclos son eso, ciclos muy dinámicos en los que no se puede identificar claramente dónde inicia y dónde acaba el proceso.

Si podemos sacar algo de provecho de toda esta basura podría ser la conciencia de nuestras limitaciones en cuanto al pensamiento complejo y nuestra capacidad de prospección. Nos creemos muy listos porque tenemos computadoras "muy rápidas" hacemos penicilina, sacamos gasolina del petróleo y tenemos cajeros automáticos, sin embargo, todo lo anterior no le llega a los talones a los sistemas complejos de la naturaleza donde nada sobra ni nada falta. En ese sentido, no somos más que monos aplastando las teclas de una PC.

En los ecosistemas, cuando varía un recurso o característica aparece o se desarrolla un contrapeso, lo cual mantiene perfectamente equilibrado el sistema. Gracias a esos mecanismos existimos los seres humanos, como nos conocemos ahora. Gracias a que nuestro planeta mantiene equilibrada, en un rango muy razonable la temperatura, ya que nosotros estamos adaptados a una fluctuación de +/- 50° C (y estoy exagerando). Así como otras miles de variables que no somos capaces ni de enumerar.

Si se dice que el siglo XXI es de la transición de la información al conocimiento yo discrepo, pienso que no podremos presumir de semejante cosa hasta que podamos asimilar nuestra basura y desintegrar otra vez este elemento de nuestro sistema.