jueves, 12 de abril de 2012

La semilla de limón

Una semilla de limón es una unidad de memoria que contiene todas las instrucciones necesarias para la construcción de un individuo con ciertas características, es decir, un árbol que da limones.

Dicha semilla es una especie de transición entre lo vivo y lo no vivo, ya que no tiene las mismas funciones que un organismo pero tiene la capacidad en potencia de desarrollarlas. Para ello se necesita que entre en contacto con los insumos a los que administrará de acuerdo con las instrucciones que guarda.

Las instrucciones contenidas en la pequeña semilla le dice a los diversos elementos lo que tienen que hacer, coordina que cada sustancia tome su posición y lleve a cabo su tarea para finalmente trasformarse en un sistema viviente con todas las funciones implicadas. De ser una bolita de unos milímetros de diámetro, logra unir una cantidad suficiente de materiales para amasar un árbol de muchos centímetros o metros y considerable peso, que además produce más unidades de información idénticas a la inicial.

Entonces, cuál es la diferencia entre la tierra, el agua y el calor del sol que se unen, cuando la semilla los conjuga e instruye, con el árbol en sí ¿En qué momento los elementos inertes se vuelven vivos? En lo personal empieza a ser difuso el límite y la distinción entre los elementos antes y después de formar parte del árbol. El hidrógeno sigue siendo hidrógeno, el carbono sigue siendo carbono y así los demás elementos, no digamos ya las partículas subatómicas. Pero cuando están dispersos y no han recibido las instrucciones de la semilla los llamamos inertes, sólo después de que empiezan a interactuar, comunicarse y danzar entre sí les otorgamos la categoría de ser vivo.

Todo esto me resulta demasiado sugerente para pensar que lo vivo y lo no vivo en realidad son parte del mismo contínuo. Que en cierto momento los elementos se aburren de no hacer nada y deciden ponerse a trabajar, a moverse como la semilla les diga, o a formar parte de un juego que debe resultarles muy divertido. Subir, bajar, viajar unirse con otros, separarse. Con el único y genuino propósito de calmar el ocio.

También estos mismos elementos pueden cambiar de juego, salir del árbol y obedecer a otra semilla o participar de un juego distinto, como cuando son comidos por algún otro ser vivo y entonces pasan de ser parte del árbol de limones al cuerpo de un gusano, por ejemplo. Seguramente muchos de estos elementos no saben dónde terminarán y eso debe ser lo más divertido de seguir las instrucciones de las semillas.

1 comentario:

  1. Me recuerdas las deliberaciones de Ghost in the shell, deberías verla :)

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